Igual que muchas mujeres, soy hermana, hija, madre, y fue mi hija mi primer motivo e inspiración para trascender el drama y la posición de víctima, pues viví una relación difícil en medio de una tormenta, padeciendo un maltrato silencioso; llena de miedo y culpas, pensaba que podía sola, estaba congelada, por mucho tiempo no lograba salir de allí.

Postergué mis sueños, desaparecieron mis anhelos y me quede viviendo desde el desmerecimiento, perdí mi alegría; hasta que un día entendí la diferencia entre la vida y la muerte y reaccioné. Esa fue mi epifanía¡, un faro al final del túnel; el que me permitió pedir ayuda, levanté la mano y confíe, fue con la terapia de Constelaciones Familiares un antes y un después. Logré enfrentar mis miedos, soltar la vida dependiente que vivía, pude reconocerme como la mujer valiente, exitosa, valiosa y hermosa que soy, fui a lo profundo, reaccioné y me quedé en la vida.

Hoy como terapeuta Consteladora Familiar que soy, encontré mi propósito en servicio a la humanidad, acompaño individual y en grupo a miles de mujeres víctimas de violencias y abusos a sanar su historia y dejar un legado de amor benevolente de equilibrio, inclusión y orden en sus hijos y nuevas generaciones. 

Miles de mujeres que han sanado, ya se reconocen como las mujeres magnificentes que son y toman la fuerza masculina honrando a los hombres  en sus vidas, todo esto a través de este método AVES.